Se recomienda que la
primera visita al podólogo sea a los 3-4 años.
A esta edad se podrá detectar y corregir de
forma precoz posibles marchas erráticas y posturas inadecuadas que a largo
plazo, puedan derivar en problemas en pies, cadera, espalda, rodillas u otras
partes del cuerpo.
Por tanto, ¿cuándo deberías llevar a tu hijo al
podólogo?
Ante síntomas como estos: Has observado que tiene
los pies planos, las piernas en cruz o en paréntesis; que mete las puntas de
los pies hacia dentro, camina de puntillas; se cae con frecuencia o sufre
lesiones o esguinces con más frecuencia de lo habitual; se queja de dolor en
los pies, tobillos, rodilla, caderas o espalda; desgasta el calzado de forma
irregular, etc.
Acude a nuestra clínica con tu hijo y le
realizaremos una exploración biomecánica y de la marcha que
nos permitirá conocer la morfología de sus pies y si se está desarrollando
correctamente.